jueves, 6 de diciembre de 2012

El acceso abierto a la investigación científica puede salvar vidas

Esta es una traducción de Open Access to Scientific Research Can Save Live, de Peter Suber and Darius Cuplinskas, publicado en:The Chronicle of Higher Education, el 3/12/2012
Este año, un estudiante de secundaria en Maryland anunció que había inventado una prueba de diagnóstico para el cáncer de páncreas. La prueba tiene un costo de tres centavos de dólar por uso. Funciona 168 veces más rápido y es 400 veces más precisa que la mejor prueba ya existente. También puede detectar cáncer de ovario y de pulmón.

Jack Andraka, el inventor, tiene 15 años. Su prueba de cáncer es más que un triunfo médico. También es un triunfo para el acceso abierto, movimiento que se inició hace diez años para reemplazar una industria editorial obsoleta e ineficiente con el objetivo de ofrecer algo mejor para todo el mundo: un sistema que permite a cualquier persona en cualquier lugar, con una computadora y una conexión a Internet tener acceso libre a los resultados de  la investigación científica mayoritariamente  subsidiado con los aportes de los contribuyentes.

Sin el acceso abierto, Jack Andraka no habría sido capaz de recuperar y leer publicaciones científicas en la Web, incluso ni hubiera sido capaz de localizarlas. No disponía de miles de dólares para gastar en suscripciones de revistas académicas o para abonar las sumas exigidas para pay-per-view.

Bajo el antiguo sistema, casi todos los artículos científicos y académicos han sido publicados en revistas de editoriales que han aplicado precios exorbitantes a sus suscripciones, a pesar de no haber pagado nada a los autores o a sus instituciones y sin aportar nada a la propia investigación. (En 2010, la mayor editorial de revistas científicas, Elsevier, reportó un margen de ganancias del 36%).  Estos artículos no están disponibles casi en ninguna parte fuera de las bibliotecas de las universidades de los países ricos.

El movimiento por el acceso abierto ha superado los constantes esfuerzos realizados por editores para proteger su máquina de hacer billetes. Hoy en día una enorme cantidad de investigación académica, incluyendo más de 8.000 trabajos evaluados por pares y publicados en revistas de acceso abierto, están disponibles para todo el mundo con el simple accionar de un cursor. El acceso abierto es un componente de los debates internacionales acerca de las comunicaciones científicas. Se enseña en las universidades. Se debate en los parlamentos. Y más de 300 agencias que financian la investigación y las instituciones de investigación, incluyendo la mayor fuente mundial de subsidios para la investigación, el National Institute of Health, ahora requieren que los autores depositen en acceso abierto sus trabajos evaluados por pares.

Se estima que los beneficios económicos del libre acceso está en los cientos de miles de millones de dólares. La decisión de colocar los resultados del Proyecto del Genoma Humano en el dominio público sin demora, por ejemplo, ayudó a asegurar que los científicos en todas partes puedan utilizar los datos. La inversión de $ 3.8 millones de dólares en el proyecto ha tenido un impacto económico estimado de $ 796-millones de dólares.

Es necesario realizar mucho trabajo durante los próximos 10 años para permitir que el libre acceso beneficie a muchos más estudiosos y científicos, a más personas con cáncer que quieren entender la ciencia de las enfermedades que padecen, a más médicos que luchan para detener la propagación del SIDA en África.
En pocas palabras, el acceso abierto debe convertirse en el método por defecto en todos los países, para la distribución de nuevos resultados en todos los campos de la ciencia. Con el fin de hacer que esto suceda, las universidades y los organismos que financian la investigación deben desarrollar eficaces políticas de acceso libre.

Todas las instituciones de educación superior deben asegurarse que las versiones evaluadas por pares de todos los trabajos académicos de sus profesores sean de libre acceso a través de un repositorio designado para el depósito de la producción intelectual de la institución.

Todas las instituciones públicas y privadas que apoyan la investigación científica deben tener políticas que aseguren que los trabajos revisados por pares producto de dicha financiación estén accesibles a través de un archivo adecuado.
 
Cuando un a editorial no permite el acceso bajo las condiciones de la institución que financia la investigación, ésta deberá exigirle a su subsidiado buscar otra editorial. Los entes que financian deben considerar los gastos de publicación como gastos de investigación y deben ayudar a los beneficiarios de los subsidios para que paguen aranceles razonables para publicar sus trabajos ​​en revistas que disponen de publicación arancelada pero que son de acceso abierto.

Las instituciones de investigación, incluidos aquellos que financian la investigación, deben apoyar el desarrollo y el mantenimiento de las herramientas, directorios y recursos esenciales para el progreso y la sostenibilidad del libre acceso.

El nuevo sistema de acceso abierto elimina no sólo los impedimentos a la investigación, sino también los obstáculos a los usos de los resultados de la investigación para producir medicamentos, tecnologías y conocimiento de las políticas públicas. Acceso abierto sirve a todos los beneficiarios de la investigación: a los profesores universitarios, a Jack Andraka, y a todos los demás en este planeta.

Peter Suber is director of the Harvard Open Access Project. Darius Cuplinskas is director of the Information Program at the Open Society Foundations.


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